Y me fui a ver el mar,
y me senté en mi roca,
y contemplé la inmensidad azul,
y reparé en la proximidad,
las olas cadenciosos...
y su olor de paz y placer,
y vi a las gaviotas,
planeando locuras,
esperando de las barcas
su ración de pescado.
Y escuché el silencio,
el que me acompaña siempre,
en el que estáis todos...
y tan feliz me hace cada día.
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