Y en el río los juncos, las cañas, los ánades…
Y en el amor la vida, la plena, la que vale la pena,
la que se presencia con la templanza del goce y el equilibrio.
Y en el mar la calma, con la luna bañándose,
y allí cerca, apenas elevado, el romero del bosque,
entre pinos y ardillas, lavandas, tomillos.
Y después la noche, viva, preñada de estrellas, suaves…
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