En el jardín de mi colegio había un árbol del amor y hoy, en mi paseo por el Ebro, al volver, también he visto un par de ellos en el jardín de una bella casa. Árbol del amor... no lo parece, nunca lo diría, por su aspecto de hojas muertas, de tristes oscuros en sus marrones decrépitos. El árbol del amor tendría que ser como una ráfaga de luz, algo así como un naranjo, o mejor aún, como un cerezo en flor.
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