Remar plácidamente en un río tranquilo,
ir en bici en una fresca mañana
por el carril habilitado bordeando el mar,
subir montaña arriba por un sendero,
entre árboles, oyendo músicas de pájaros
que siempre animan en los andares cuesta arriba.
Ir en coche en plena noche…
por una calle poco concurrida, con las luces largas,
que parece que vagas por las calles de la luna.
Bien, buenas, ustedes mismos...
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