Siempre me paro a mirar las lisas, a veces son grandes, otras más pequeñas y van en bancos, otras minúsculas acuden como locuelas a las pequeñas migas de pan. Por cierto cuando el pan es abundante, porque hay más de un niño con abuelos, o padres con hijos, acuden las gaviotas y es muy espectacular el aleteo entusiasmado de las blancas aladas del puerto. Bien, la diversión está servida, lisas y gaviotas, niños que se lo pasan requetebién, abuelos y papás con pan y yo que me los miro bien...
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