Uno se va al norte para escapar de los calores de la Costa Dorada y se encuentra que el sábado, en Santiago de Compostela, había una temperatura de cuarenta grados. Eran las cuatro de la tarde, acabábamos de comer y teníamos que andar unos doce minutos hasta el parking de la Catedral y al llegar al coche, que estaba al sol, marcaba más de cuarenta grados, la gente por aquí se sorprende, no lo habían visto nunca...
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada