Como si me hubiesen dado una orden de acercamiento,
yo acudía por los santos lugares que solía frecuentar.
Y allí estaba, como que pasaba por allí,
como coleccionando casualidades que la vida ponía a mi abasto,
y seguía estando y persistiendo, incluso cuando no estaba,
porque el aire ya era un preámbulo que olía a ella,
y la plaza, la fuente y los árboles...
se engalanaban de belleza incluso en su ausencia.
Como la persistencia en boca de un buen vino,
la suya está en mi mente, la sueño, la veo...
y se proclama la paz de los silencios musicales.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada