"Dicen que soy friolero, que soy un cierzo, un enero", decía el poeta… A mí me gusta el frío, el buen abrazo de abrigo cálido, sano y sincero. Me gusta andar por la rambla, con guantes y bufanda y un buen forro polar, ver cómo en los bares ya han encendido aquellos calefactores tan acogedores y el café con leche te apetece muy caliente para calentarse las manos y el cuerpo. Llegar a casa y abrazar la chimenea, que te espera ilusionada, y en la mesa la sopa de siempre, reparadora...
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