Despertaba el día y, con sus mil ruidos, despertaba el pueblo... decía el poeta. Las obras del vecindario van viento en popa, como buen jubilado doy fe de ello, las nuevas tecnologías hacen de la construcción un bello arte, rápido y edificante, nunca mejor dicha la palabra edificante, de todas formas hay un detalle que creo podrían evitar, los impertinentes ruidos de la taladradora, no sé si sería posible un silenciador, no sé, ahí lo dejo...
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