Es triste ver el afán que tienen algunos en aparentar lo que no son... Recuerdo una señora que me decía que la música clásica la relajaba y un día coincidimos en una cena donde nos pusieron unas marchas de esa trepidantes, muy vivas y activas, galopante, y la buena señora, que tenía el cuerpo en puro movimiento, decía que la relajaba… Con lo lindo que es aceptarse uno tal como es y, por supuesto, aspirar siempre a mejorar pero sin aparentar nada. Soy el que soy, nunca el que no soy, verdad.
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