A veces me gusta hablar de las rosas del mar, son de espuma blanca, bellos flotantes vaivenes de los destinos… También gozo con la nieve en los pinos o simplemente blanqueando la arboleda y, en un santiamén, ya todos parecen cerezos floridos. Suelo ir a ver a los niños en el patio del colegio, revivo nostalgias, y luego me quedo hasta que aparecen las palomas, a seguir con sus juegos...
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