Un matrimonio joven llevan de la mano a su hijo, de unos tres años, y el padre en la otra mano un caniche de esos que ladran a todo lo que se menea... En principio, parece todo normal pero el niño va diciendo que no quiere ir a casa, llora y cada vez grita más, incluso se sienta en el suelo, varias veces, casi patalea y pone a tope todos los mecanismos de defensa de algunos niños. Al final, se paran y tras una larga conversación con la madre, pueden continuar, pero no se le ve demasiado convencido, triste...
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