En la plaza, tres niñas de menos de quince años, sentadas con el móvil en marcha, juegan o teclean, vete a saber... De pronto a una le suena una llamada y se aparta del grupo, las otras le gritan un poco “es él”, se sienta, y luego le suena a otra y, más o menos, lo mismo pero sin tanto entusiasmo. Uno piensa… será el noviete de turno, o quizá algún padre preocupado que les recuerda que ya es hora de volver a casa...
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