El abrazo sincero, el apretón de manos firme que transmite calor y verdad, el amigo que llora y ríe contigo, aquel que, incluso sin frecuentarlo mucho, sabes que está y es como la voz de tu conciencia porque es buena persona y quiere tu bien, la sonrisa cómplice, la bendición de la madre, toda la comprensión de la esposa, la excelencia del sentir con los hijos, pasar los días despojados de sombras... es la vida, sí, lo es.
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