La miel debe ser la sublimidad de la dulzura, y el mar del cielo, la procedencia del amor sincero,
de la solemnidad del pino y el aroma del romero...
llega el ave cantora de los buenos propósitos posibles.
Del amanecer de tus ojos llega el día portador
de la buena y prometedora esperanza,
de tu sonrisa hasta los ojos, aterriza el aliento
que activa mi alma enamorada.
Otro día, tú, el mejor sol y el amanecer ya puede acelerar...
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