Quién fuera un hábil ingeniero, como el castor.
Quién fuera como el pájaro cantor que suaviza
sus agudos para hacer músicas que acaricien.
Quién fuera como las flores del cerezo
que muestran un paisaje de paz, de blanca Navidad.
Quién fuera como un amanecer que se adelanta,
que tiene prisa por ver a su amada,
y se postra y se apaga ante el brillo de sus ojos.
Quién fuera un poeta natural de lo cotidiano
para poner música al aliento de los delirios
y gozar hasta extasiarse de los aromas del bosque.
Quién fuera como la mariquita para pasearse la vida
limpiando el mundo de pulgones.
Quién fuera como el mar que te acerca el azul del cielo
...y te serena el alma entera.
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