Solemos acostarnos tarde y ahora de jubilados todavía más... De vez en cuando miro por la ventana, hay un silencio característico, una paz que me suena al descanso de los santos guerreros de la vida. Alguna vez, me gustaría bajar a la plaza y escuchar tranquilamente el chapoteo de la fuente, el paso de un tren, las horas que da el reloj de la iglesia, o incluso a los perros y gatos callejeros cómo se disputan una bolsa de basura mal dejada… Aún no lo he hecho, no he bajado, es muy tarde, pero todo se andará, veremos...
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