Pues sí, tengo ganas de río...
y ver como cobran vida los entornos,
tengo ganas de fuente y nenúfar con rana,
me apetece una lluvia sin viento,
paraguas para dos, ventanas indiscretas…
Sí, sí, tengo ganas de mar vacío,
oliendo a sal y yodo, medio movido,
cubriéndose de rosas blancas,
como suspiros de sirenas...
tan encantadoras ellas, que no encantadas.
Pues sí, adiós querido verano,
es la hora de los otoñales...
ansiosos de invierno, café y abrigo, paz.
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