Un roce de alivio,
una constancia firme,
un aroma aún lejos...
del eterno jazmín.
Una voz familiar,
un tono ameno,
fácil, alegre…
El hacer diario,
la noche cercana...
propicia el abrazo.
Amanece, café,
y luego, tal vez la calle,
y sinó paz de hogar,
y besos, sí,
muchos besos, todos.
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