Y pude decirte tantas cosas que no te dije,
callé tantas verdades que asolaban mi alma,
vestí tantos silencios de misterio que acabaron...
desolados y al abasto de todos los vientos.
Es como si fuera una planta enamorada del frío,
de la sombra, de la humedad…
Y pude contarte en palabras de poeta,
con música de hojas de encina plateada,
pero incomprensiblemente, a veces,
la verdad enmudece, y el silencio se pasea...
totalmente ruborizado, rendido, vencido, muerto.
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