Tenía un horario... como la luna,
y, como ella, podía ser menguante o creciente,
nueva o llena, se veía pletórica...
y mostraba con decoro su presencia,
podía ser breve como todo sorbo de lo espléndido,
crecía hasta lo infinito, pero menguaba poco…
Sí, sí, tenía ramalazos lunáticos, restos de sol,
posiblemente era una estrella,
camuflada entre nosotros, tan bella ella...
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