Y es que, a veces, la luna y la brisa se ponen de acuerdo,
pasa que la noche y el cielo airean plumas blancas,
sucede que los besos y las flores y los cantos de los ruiseñores
se complementan en una afinidad total para que se proclame el amor.
Es como la fiesta en una boda...
está bien captar el resplandor de los entornos,
pero no hay que confundir las esencias con los efectos especiales,
el amor es esencia y verdad, el amor se siente, es belleza interior…
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