Es un pimpollo de criatura, ojos de luna llena y cabellos de oro en cascada amarilla… Va de niño en niño, o niña, de juguete en juguete, todos los columpios, cochecitos de plástico, no para, se ve feliz, con una vitalidad que parece no tener nunca suficiente de nada. Toca la música del final del recreo, ella no se entera mucho, ahora va a ser feliz, en otra parte, en su aula...
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