Como el oso polar, recubierto de buen abrigo, voy de isla a isla de hielo sin tener ni sentir el frío y espero paciente el descuido para el bocado más preciado… Así me contaba, o algo parecido, un depredador de discoteca, curtido en mil esperas, trasnochado de todas las madrugadas del mundo, interminables, y con una credibilidad que no se creía ni él. El oso lucha por sobrevivir, tú simplemente eres un depredador. Me consuela pensar que en los tiempos actuales, en muchos países ya se enseña a pensar, más que a obedecer, y no es tan fácil engañar.
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