La playa respira tranquila...
es una arena sin lágrimas de penas o alegrías,
ni suspiros ni nostálgicas que aún no han tenido tiempo
para darse un garbeo por los campos de las batallas incruentas
Tiene, vuelve a tener, aquel olor de alga,
de sal yodada, sin linimentos ni cremas...
con las que los turistas intentan no volverse gambas.
La playa, mi playa, está viva, otra vez…
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