Me despierto con una sonrisa de esperanza y gratitud, he dormido bastante bien, pronto despierto a Teresa y nos iremos a desayunar un mini de atún y un café, luego de compras y para casa, previo paseo suave… Nuestra vida, siempre a dos, ahora un poco más a dos al estar los dos jubilados, la vivimos intensamente, saboreando cada instante como si fuera el último y lo perpetuamos como si fuera el primero. Los años pesan, no cabe duda, pero es también debido a la carga de felicidad que arrastran las experiencias… ¡En verte, mi despertar es siempre feliz!
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