Mi vida era ya un casi todo superado,
con un nivel de ingenuidad...
que me hacía presumir de libertad.
Mi vida pedía un cambio a gritos,
gritos que en un principio no quería oír
y disimulaba con gestos arrogantes improcedentes.
No, no buscaba un despertar,
estaba sumido en el sueño...
de la ignorancia y del despropósito,
cuando de pronto te vi, como algo puro,
como una luz que te ilumina el cerebro,
como algo que se te perdió...
en el compendio de tus insuficiencias,
como un motivo para rectificar y normalizar
...una existencia preocupante.
Te vi como la niña que nunca dejarías de ser,
como aquella primera luz de la mañana
que se enciende al compás de una sonrisa,
que da guiños al sol para que aprenda…
Te vi y me compré una escalera para llegar a ti
...y aprender a blanquear mis desvaríos.
Te vi y aposté a la belleza natural,
a librarme del equívoco de la inconsciencia,
a la reconquista de mi esencia…
Te vi, llegué a tiempo, afortunadamente,
para ir de la mano por la vida
gozando naturales de la naturaleza…
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