Recuerdo algún amor de verano, aunque también de cualquier estación… amores de aquellos que, a veces, sólo te enteras tú, y los sufres y los gozas en silencio, porque tú te lo guisas y, aunque no te lo comas, has disfrutado de un guiso muy atractivo. Recuerdo ahora aquella ingenuidad que cuenta de aquel chico emocionado que llega a su casa y le dice a sus padres que ya tiene novia, pero ella no lo sabe… Bendito siempre el amor en sus mil versiones... siempre emotivas.
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