El sofá, mi sofá, me invita a estirar las piernas y reclinar la cabeza, para observar el techo y cerrar los ojos… Y al cerrar los ojos es cuando uno ve claro, duermo o pienso, vuelo o reparo los entuertos cotidianos, acudo a mis energías de reserva para tender la mano a las utopías aparentes… Cierro los ojos, y en nada me veo despierto, con las manos tendidas… a disposición del personal.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada