Mírala, parece una ráfaga de fantasía,
un destello de la excelencia...
al sol del mejor amanecer.
Obsérvala, es como una luz crepuscular
que despide la noche y resplandece
generosa como un sol de agosto.
Vaya por Dios, es una Diosa...
en un templo de hermosura,
aclamado en éxtasis de pleitesía.
Sorprende, es como un soplo de aire fresco,
que bendice a la vida en brisas
y a las mañanas las sorprende...
en un baño inmaculado de dulzuras.
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