Cae la noche, se intensifica el frío, es una humedad que hiela y parece cubrir de una especie de escarcha blanca el paseo vacío. Un banco bajo un árbol deshojado acoge a un hombre entre cartones, está tumbado, se le cae una mano que llega hasta una botella de vino, es su compañera, su amiga, algo así como el último recurso al que acogerse… Se me pone un nudo en la garganta y le dejó unas monedas en su plato, será para más vino, que ojalá sea cada vez más amigo, más estufa y compañera, y menos vino, que nunca pone fin a los problemas y añade de nuevos…
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