Sabe escuchar, habla oportunamente, hace preguntas inteligentes, e incluso responde con una sonrisa cuando se espera que lo haga con iras y vocablos desmesurados. Su mirada más que desarmar convence, y sus aportes a la luz y a la convivencia son espectaculares. Pese a todo, tiene la humildad con la que se adornan las violetas más discretas y la sencillez con la que el arte convence a los insípidos. Ella es aquella invención, que para las musas aún está por llegar, así que, no la busquen, es un sueño de poeta…
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