Tenemos tanta prisa, vamos tan rápidos, haciendo de todo, de forma mecánica y rutinaria, o incluso creando y meditando, que se nos pasa muy de largo la contemplación de las pequeñas grandes cosas. Parece que uno tenga que jubilarse, para reparar en la belleza y el aroma de una rosa, en un amanecer que se proclama entre luces de esperanza, o ver cómo humea el café corto, mientras lo compartes con aquellos ojos que brillan con luz angelical. Una pausa de aliento para reparar en la belleza, de las pequeñas y grandes cosas…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada