Y a su paso, antes de pisar le lanzaban pétalos de flores,
sin saber muy bien que son lágrimas puras de las esencias.
Y entre perlas preciosas y collares espectaculares,
paseaba su sonrisa, entre ropas vaporosas,
con el estilo y el diseño de lo sublime…
Era una princesa, linda, suave,
encerrada en los ritmos de la historia,
y con tanta muestra de semblantes,
tantas vidas viviendo, que olvidó de vivir la suya.
Ella estaría bien sin joyas ni pétalos cortados,
y se conformaría con que su príncipe no fuera azul…
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