Me apetece un arroz, de Teresa claro,
un vino blanco, del Penedès por supuesto,
y un aire fresco, y una proximidad tibia...
la tuya, habitual sensación de plenitud.
Y ahora me place un café...
corto, espumoso, aromático,
y, en el recuerdo, unas gotas de Magno,
y un purito verde... o un pitillo rubio.
Tiempos, otros tiempos...
hay un tiempo para cada cosa,
y tú en todos los tiempos, afortunadamente…
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