Mi oreja chafardera viaja fácil por las tertulias de proximidad. Esta vez, en pleno centro de la ciudad, dos señoras, jubiladas de buen ver, ellas, con carrito de la compra, lleno de viandas, hablan preocupadas, y dice una: “Como nos quiten la pensión, ya veremos quien ayuda a los hijos.” Como para meditar en profundidad… la señora muestra una panorámica trágica de la realidad actual, pensiones en peligro, hijos sin trabajo y jubilados preocupados, no sólo en subsistir, sino en el futuro de toda la familia. Triste que sean las pensiones, esas que las manos ladronas han vaciado, las que salvan a muchos del hambre...
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