Tampoco está tan mal,
que los vientos arrecien
y te desmelenen un poco,
que tu falda se desgarbe,
y tu rostro ponga...
cara de lince contrariado.
Me gusta ver tu firmeza,
que no tu arrogancia,
ver tu belleza airada,
tu porte a la intemperie,
pero elegante siempre…
Nunca me gustaron los vientos,
los de las cajas destempladas,
pero sí los que ruborizan un poco,
y te humanizan y hacen cercana...
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