El vals me suena a Danubio, a olas, a mariposas,
a hojas aplaudiendo los compases de la brisa,
en un bosque frondoso…
El vals me suena a un baile con mi madre,
vendiendo orgullo, gracia y salero… el suyo.
Y me suena a los pasos de un felino,
paseando su majestuosidad por la noche,
pisando hojas secas, crujientes ritmos musicales.
El vals me suena al sonido de la calma,
al silencio de las luciérnagas,
para amar en suaves de luz nocturna,
y en músicas de sinceros del alma…
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