Tienes el encanto de la desproporción,
la belleza en grito de los agudos extremos,
la agilidad de los felinos en celo,
la gracia de los cortejos,
el ángel afín de las afinidades.
Tienes aquella calma de la mar
y aquel tesón del marinero...
que vuela hacia el puerto y hacia ti.
Tienes el timbre del poeta,
que hace vibratos del alma,
y poesía de las brisas de tu entorno.
Tienes la sonrisa de los buenos días
en el despertar de las delicias...
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