Se acabó el verano,
pero yo me quedé...
con su luz, su olor, su sol
y su gracia más viva,
y allá por donde iba,
como un Serrat...
con su Mediterráneo,
se me notaba mucho,
quedé tocado y poseído,
y respiraba tu recuerdo,
y te nombraba cada día,
y te soñaba…
El verano siguiente
olía a ti, pero tú...
tú estabas en otra playa,
posiblemente sin mar.
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