La experiencia puede hablarles...
de las sugerencias, de las insinuaciones,
de las provocaciones, de los miedos,
de las tentaciones, de los éxitos y de los fracasos,
de las inhibiciones y de cuantas veces te precipitaste sin red.
Uno, en la paz de su retiro cautelar, se lo perdona casi todo,
pero siente una decepción especial por todo aquello que no intentó,
por lo que vino a llamar prudencia...
pero que en realidad fue una cierta falta de esfuerzo y ambición.
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