Mi pinta de jubilado debe ser evidente, las tórtolas y las palomas se me acercan cuando me siento en la plaza, últimamente siempre llevo un poco de arroz blanco o un trozo de pan, somos ya toda una atracción, incluso los niños que ya han salido de la escuela se acercan espantando sin querer a las gráciles aladas que ya se han hecho mis amigas… Una niña me ha llamado señor, no hace mucho un niño me llamó viejito, o sea que un señor viejito, tampoco está tan mal...
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