La tarde se apresura en anochecer, a los niños de la plaza se les hace corta y el partido lo acaban con la luz de las farolas. Mi padre, cuando llegaba tarde a casa, me decía… “tú debes mirar a derecha e izquierda y, cuando no ves a nadie, entiendes que ya es la hora de volver a casa”. Pero, después, se interesaba por lo que había hecho, si había marcado algún gol o lo había dado y, sobretodo, si me había peleado con alguien, o había hecho amigos...
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