Una mesa, dos cafés, tú, yo… los cafés humeantes van por libres, sus humos se abrazan sin misterio. Mientras, algún círculo de otro humo, el del cigarrillo, parece jugar a celebrar albricias de consenso. La paz de los espacios libres los ocupa el amor, el café hace el resto, el cigarrillo es el entreacto de la confirmación, dónde la afinidad ya es definitiva y se saborea, mano a mano, paso a paso, beso a beso...
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada