dilluns, 19 d’octubre del 2020

Una piscina sublime

Se apaga el día, el sol va guiñando despedidas entre las nubes, nos recogemos en casa, cierro la puerta, abro la vida a dos entre paredes, nunca rejas, sólo cercas de abrazo del paraíso que tan acertadamente elegimos. Nuestra casa, nuestro hogar en el que habitamos con maravillosos gestos automáticos, cada cosa en su sitio, todo a mano, todo a punto, todo a nuestro gusto y servicio... y Teresa y yo como peces en buena agua, en nuestra sublime piscina, repleta de oxígeno y de buena paz.

 

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