Una flor que se escapó del mes de mayo, era mucha flor, una rosa blanquísima,
se coló en mi jardín y captó el aroma de un clavel,
rojo, finísimo de esos que llaman reventón,
diría que eran tal para cual.
Aquí no había decisión entre clavel y rosa...
para decirle a su majestad que era coja,
aquí había complemento y afinidad
y un placer inmenso para el paseante
que se impregna de aromas y de amor florido,
un tiempo que poco tiene que ver en el mes de mayo,
con sus brisas suaves y hermosas, y tan florido...
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