dijous, 15 d’octubre del 2020

Jamón

Es un placer, un sueño, una emoción, con muchas variedades para elegir. Yo recuerdo el del pueblo, aquel del cerdo criado en casa y que mis padres ponían cubiertos de sal, era algo tan deliciosamente natural que te ponía el alma en risas. Luego uno ha ido catando muchas opciones... una vez en Sevilla, el más rico que he probado, maravilloso y, últimamente, solemos pedir el ibérico de bellota, cortado a cuchillo, que es una bendición, ah, un poco de pan con tomate y un vino tinto, de los nuestros claro, catalanes por supuesto, Priorat, Montsant, Terra Alta...

 

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