Hoy estoy escuchando canciones de Raphael, gran profesional, gran artista… "Hay dos besos que no puedo olvidar, el último de mi madre y el primero que te di"... lo dicho, inmenso. Recuerdo que cuando vino a mi pueblo, allá en el recinto de fiestas habilitado para tal efecto, salió con su pinta habitual y tuvo que escuchar algún silbido de algún inconsciente, pero empezó a cantar y a entregarse en cuerpo y alma, y a ganarse a la gente de tal manera que los aplausos unánimes y atronadores hacían emocionar. Lo dicho, un profesional como la copa de un pino, aún vigente…
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