A veces sueño con mis alumnos, en cómo me gustaba buscar el saber llegar a su interés... aquellas mariquitas de los jardines de París que se comían los pulgones, además de decorarlos con sus hermosos puntos negros y rojos, o aquella serpiente, una boa constrictor del zoo de Barcelona, que se comía una cabeza de cerdo después de desencajar sus mandíbulas y abrir la boca de forma espectacular... mis alumnos abrían sus ojos como naranjas disfrutando de todo.
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