Aquel chiste que dice que a alguien se le estropeó el móvil y se dedicó a hablar con su mujer, y le comentó a un amigo, parece simpática… Lo de hablar con la mujer, con Teresa, cuando trabajábamos, nos contábamos cosas de la escuela y, como buenos maestros, siempre acabábamos hablando de nuestros alumnos. Ahora es diferente, es un contacto más directo, de más intimidad y convivencia, de hablar incluso del tiempo, si se tercia, de cómo brotan las orquídeas, de nuestro hijo, de los viajes pospuestos, que no anulados, de la buena compañía que nos hacemos y de la que gozamos al máximo. Hablar con la mujer... ¡parece simpática!
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